Primero quisimos saber de dónde veníamos,
por qué tanto desvalimiento y desamparo,
quiénes éramos, qué hacíamos aquí,
qué pasaría con nosotros tras el juicio final.
Luego escrutamos las pequeñas manitas de nuestras neuronas
y el modo delicado en que se tocan unas a otras
cuando empezábamos los días.
Después indagamos:
sobre el lenguaje –que ignorábamos- de los árboles,
sobre el insondable –antaño- fondo del océano,
sobre la luz solar, su química y su física,
sobre los cráteres de la luna y su medida exacta,
sobre el pensamiento de los gorriones,
sobre nuestras más íntimas moléculas,
sobre la resonancia magnética del llanto.
Más tarde nos interesó conocer la relación:
entre el canto de los delfines y la composición de los corales,
entre el origen de la alegría y el sistema galáctico,
entre nuestras pobres ideas y la estructura atómica de las palabras,
entre la dieta y la melancolía de Chopin,
entre la poesía y la teoría del apego.
...Y así hurgamos, buscamos, investigamos, infatigables como Faustos,
de modo que ahora sabemos:
Que más verduras en la dieta de Chopin
se hubiera traducido en unas cuantas más sinfonías
y en algunos Nocturnos menos tristes,
que en la luna no cabrá nunca el fruto de toda nuestra destrucción,
que los poetas con apego seguro escribirán graciosas canciones infantiles
y que al resto es mejor ignorarlos,
que el océano es una sopa de botellas
y que ni los delfines ni los corales son en él bienvenidos,
que el silencio es mejor que la mayoría de nuestras palabras
(aquí estuvimos acertados),
y que los árboles están tramando una revolución
de consecuencias imprevisibles para nosotros.
Y como conclusión:
Que todas nuestras investigaciones no sirven estrictamente para nada.
Que somos incapaces de ordenar este caos.
Que cada vez estamos más confusos.
Que día a día sabemos menos sobre nosotros y sobre la Vida.
Que ninguno de nuestros algoritmos podrá jamás colmar nuestra orfandad.
Y que ya estamos preparados para arder, con las alas desechas,
en el rincón más candente del infierno.
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EL CAPATAZAntonio
Soy doctor en medicina y especialista en hematología. He dirigido el "Centro de Transfusión Sanguínea, células y tejidos de Granada" desde 1986 a 2016. Como médico, he realizado misiones de cooperación en Angola, India, Santo Domingo, Costa Rica, Argentina, Chile y Bosnia, y asesorías expertas en algunos otros países. Soy también médico psicoterapeuta. He publicado tres poemarios: "La casa sumergida" (El genio maligno, 2009), "La casa sumergida y otros poemas" – una edición ampliada y bilingüe español-francés del anterior- (2023), y "Six poèmes et un rêve", ilustrados por Serge Bouvier, en la colección "Les livres pauvres" (2024), y un libro en prosa, "Las distancias" (febrero, 2025).